¿Y si la historia que nos contaron no fuera toda la verdad? Durante siglos, culturas de todo el mundo han hablado de gigantes que caminaron por la Tierra. No como símbolos ni metáforas, sino como seres reales, de carne, hueso… y dimensiones colosales.
Textos sagrados, mitos fundacionales y crónicas antiguas coinciden sorprendentemente en describir a estas criaturas: altura sobrehumana, fuerza descomunal y una presencia imponente. Desde la Biblia hasta los manuscritos sumerios, desde los mitos nórdicos hasta los relatos indígenas americanos… los gigantes aparecen una y otra vez como parte integral de nuestro pasado.
La pregunta no es si hay historias… sino por qué tantas coinciden. ¿Por qué culturas aisladas entre sí relatan encuentros con seres de gran tamaño? ¿Por qué hay tumbas enormes, herramientas imposibles y estructuras ciclópeas que ni siquiera hoy podríamos construir con facilidad?
Se habla de descubrimientos silenciados, de huesos colosales enterrados en tumbas imposibles, y de estructuras antiguas que parecen más obras de titanes que de manos humanas.
Incluso en Ecuador, se informó del hallazgo de un esqueleto de más de 7 metros de altura. Aunque trasladado a Estados Unidos para su estudio, poco o nada se ha dicho desde entonces. En Suiza, el “Mystery Park” alberga una reproducción de ese hallazgo, dando pie a teorías que apuntan a una censura global sobre la existencia de estos seres.
¿Y si algunos de estos gigantes no hubieran desaparecido del todo? Existen relatos sobre civilizaciones intraterrestres avanzadas, ocultas en zonas inexploradas del planeta. La llamada Tierra Hueca ha sido descrita como un vasto continente interior, rebosante de vida, protegido del mundo exterior. Algunas tradiciones lo identifican incluso con el «Paraíso» de textos antiguos.
Según estas teorías, muchos de los OVNIs que se avistan no vendrían del espacio… sino de las profundidades de nuestro propio planeta. Serían naves intraterrestres, y sus ocupantes: descendientes de aquella raza olvidada.
Por supuesto, la ciencia oficial lo niega. Habla de fraudes fotográficos, errores de interpretación y exageraciones. Pero algo resiste a desaparecer: el eco. Un eco que resuena en las piedras antiguas, en los mitos compartidos, en los silencios de los museos.
No pretendemos convencerte, solo invitarte a sentir más allá de lo que te han enseñado. Tal vez, solo tal vez… lo que parecía imposible, solo fue silenciado.
¿Te atreves a mirar más allá del velo?