Hace un par de años, en un museo de Manchester, se descubrió algo que parece que no iba a tener una explicación lógica. Un empleado, que tenía que asegurarse de que todos los elementos estuvieran correctos, se dío cuenta de que una estatua que era una ofrenda a Osiris se movía todos los días.
Aunque esta estaba encerrada en una vitrina y solo el hombre tenía las llaves, pensó que alguna persona había accedido al interior y, por esa razón, revisaron las cámaras para poder intentar encontrar una explicación.
En el vídeo descubrieron que, poco a poco, esta figura iba girando.
Había un dato muy sospechoso y es que eso tan solo ocurría por el día; de noche la figura se mantenía quieta.
Un grupo de expertos se desplazó al lugar para intentar encontrarle una explicación y al final se la dieron: a nivel subterráneo pasa un tren de forma continua y esto emite unas vibraciones por todo el edificio. Estas son imperceptibles para la sensibilidad humana. Resulta que la figura estaba colocada de tal manera y tenía la estructura exacta como para poder girar sobre si misma.
Una vez que se dieron cuenta de ello lo corrigieron y así la figura se mantuvo quieta.